Soneto Acumulado 382. ATAJO
Palpitaba mi pecho de alegría
Palpitaba mi pecho de alegría
y mi voz alzó un eco en un momento.
En la mar se ahogó mi pensamiento
y susurró la muerte al alma mía.
Cual inerte adelfa al mediodía,
se marchitaba en cada movimiento;
mi cuerpo se hizo libre en sentimiento
y hasta se durmió la sabiduría
en un rincón de mi mente astuta.
Y si no hay sitio para albergar amor
al lejano país de la disputa,
ajustaré mi espíritu con clamor
para así, preparado, entrar en ruta
y trazar mi atajo vida_adiós.
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